Página 85 - CEER Publicación 2015

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mil). En cierta manera, esto podría inerpretarse como un contrasentido.
Mientras el Estado impone al sector privado una carga burocrática muy
compleja y elevados costos económicos para formalizar sus trabajadores, el
mismo Estado se convierte en el principal formalizador de la economía
provincial pagando los altos costos de la formalización con los impuestos
de las empresas y la ciudadanía que muchas veces tiene que apelar a la
informalidad para poder subsistir. Esto genera una señal perniciosa en el
mercado laboral: los empleos formales se consiguen en el Estado porque en
el sector privado es tan caro formalizar que prevalece la informalidad. Con
esta señal, se fortalecen las presiones para engrosar el empleo público y se
debilitan las posibilidades del sector privado para sostener al sector
público. La paradoja es que el sector privado se debilita por la carga
burocrática e impositiva que impone el propio Estado.
El otro punto es la presencia de empleo
no
registrado en el sector público
(10 mil). este tipo de informalidad responde también a modalidades
laborales de contratos por período determinado que se renuevan
automáticamente o bajo de la figura de monotributo, los que, dadas las
condiciones de trabajo en términos de jornada, organización jerárquica y
obligaciones del trabajo, se confunden con relaciones asalariadas
encubiertas, en muchos casos, este tipo de modalidad contractual funciona
como la “puerta de entrada” al empleo público. Dado que los
nombramientos están legalmente restringidos, la forma de presionar para
convertirse en empleado público es comenzar trabajando con un contrato
por tiempo determinado, o con la figura de monotributista, y luego de un
tiempo en donde transcurren varias renovaciones cuasi-automáticas de los
contratos, las demandas laborales –muchas veces adosadas a las presiones
sindicales– se dirigen pertinazmente a lograr la efectivización en la planta
de personal. Con este proceso, la provincia de Entre Ríos ha logrado tener
casi tantos empleados públicos formales como trabajadores asalariados
registrados en el sector privado.
El servicio doméstico
En Entre Ríos hay aproximadamente 44 mil trabajadoras en el servicio
doméstico; trabajadoras, dado que prácticamente el 97% pertenece al sexo
femenino. La particularidad es que es un segmento altamente generador de
empleo no registrado. El 80% son trabajadoras no registradas.
En cierta forma, la elevada no registración es una paradoja porque la
regulación del trabajo doméstico hasta el año 2013 era bastante laxa y el
pago de la obligación a la seguridad social se hacía mediante un
mecanismo muy simplificado y por un monto muy razonable. Además,
existe un incentivo a formalizar para el dador de empleo que consiste en
poder tomar el monto de salario y el pago de la contribución social como
un gasto deducible para el cálculo del impuesto a las ganancias. Sin duda,