social, el vínculo entre aportes salariales y acceso a beneficios ha sido
notablemente debilitado. En el caso de las jubilaciones, con la moratorias
previsionales mucha gente accedió y sigue accediendo a jubilaciones sin
necesidad de haber hecho aportes
2
, las asignaciones familiares –con la
Asignación Universal por Hijo– se otorgan con independencia de si se
hacen aportes o no
3
, el subsidio de desempleo brinda una cobertura
excesivamente modesta con alta restricción para su acceso cubriendo muy
poco las necesidades monetarias en caso de pérdida del empleo
4
, las obras
sociales –especialmente las del sector privado y a los trabajadores de bajos
salarios– brindan servicios que no se diferencian de los que gratuitamente
se consiguen en los hospitales públicos; en el caso de los aportes y
contribuciones sindicales compulsivas, no tienen contraprestación (por ello
se denominan cuotas “solidarias”) y en caso de que el trabajador desee
utilizar las instalaciones del sindicato debe pagar cuotas adicionales
,
en la
mayoría de los casos.
En el pasado, hace más de una década, los beneficios del sistema de
seguridad social estaban atados a la obligación del aporte. Pero la tendencia
de las reformas recientes fue desvincular la obligación del aporte con la
posibilidad de acceder a los beneficios de la seguridad social. Por eso, las
cargas sociales a la seguridad social (requisito para estar registrado) se han
convertido en un “impuesto”. Estar “en blanco” implica pagar cargas
sociales que no tienen asociadas un beneficio proporcionalmente mayor a
los beneficios que igualmente se obtienen estando “en negro”. Esto impone
la necesidad ineludible de una reforma al sistema de impuestos al trabajo.
En conclusión, en el empleo asalariado privado de Entre Ríos poco más de
la mitad está “en blanco” y casi un 40% está “en negro”. Esto no responde
a una actitud artera de explotación o incumplimiento de las leyes laborales.
Por contrario, responde a una necesidad de supervivencia. El 90% de los
empleados no registrados trabaja en pequeños establecimientos, de baja
2
Aunque las moratorias no son un cambio permanente en las reglas de otorgamiento de beneficios del
sistema de seguridad social, y su facilidad de acceso se va debilitando con el tiempo, difícilmente se
vuelva al esquema original excesivamente rígido donde el criterio excluyente para acceder a una
jubilación era contar con 30 años de aportes indefectiblemente. La realidad de alta informalidad e
incumplimiento en el mercado laboral, por las especificidades de bajo tamaño y baja productividad del
tejido productivo que aquí se está señalando, van a imponer una renovación de las moratorias o un
cambio normativo en la dirección de desligar la obligación del aporte con el acceso al beneficio
previsional.
3
Aquí entra otra contradicción en la que cayó el sistema de seguridad social al establecer que las
asignaciones familiares se otorgaran sin la necesidad de realizar aportes. Dos trabajadores con igual
salario, uno que aporta y otro que no aporta –o sea, es informal– reciben el mismo estipendio de
asignación familiar: uno por asignación familiar contributiva y el otro por Asignación Universal por Hijo,
beneficios que son iguales en su monto (aun cuando uno aporta y el otro no).
4
El subsidio de desempleo es una prestación de entre $150 a $400 y sólo en caso de despido sin causa.
Para tener una idea de lo modesto que significa este nivel de beneficio, representa menos del 10% del
salario promedio de un trabajador registrado en el sector privado de Entre Ríos. Este bajo nivel se debe a
que el beneficio no fue actualizado por lo que se licuó con la inflación.