Página 23 - CEER Publicación 2015

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C
APITULO
II
F
INANZAS
P
ÚBLICAS
P
ROVINCIALES
El sector público es el actor más importante de la economía. Erróneamente,
las ideologías y los discursos tienden a tratar de implantar una (falsa)
dicotomía entre sector privado y Estado, cuando en realidad son actores
complementarios, tanto que no hay casos en el mundo en que un país haya
logrado altos niveles de desarrollo social sin contar con un sector público
de excelencia y un sector privado pujante, dinámico y sofisticado. No hay
evidencias que demuestren que se haya logrado altos estándares de vida
sólo con Estado o sólo con sector privado.
La explicación de por qué la complementariedad es un factor ineludible
para el desarrollo es que hay acciones que sólo el Estado las puede y debe
desempeñar; otras donde el sector privado es el que mejor las desempeña; y
otras en donde el Estado y el sector privado deben coordinar. Pero la
centralidad del Estado no concluye en su mera intervención; más
importante es que sea la correcta. De aquí la importancia de un Estado, no
sólo presente, sino altamente profesional. Por eso, sin riesgos de exagerar,
se puede decir que, sin un Estado presente y
profesional
, no hay sociedad,
ni economía, ni mercado, que funcione en pos del desarrollo social.
¿Qué es lo que fundamental del Estado? ¿Lo que lo hace irremplazable? En
primer lugar, ejercer la función de regulación. El Estado debe garantizar
que los mercados sean competitivos y transparentes, que las empresas
“ganadoras” sean aquellas que basan su rentabilidad en su capacidad de
innovación y gestión, y que los consumidores disfruten de información
sobre calidad y precios, y la mayor cantidad posible de bienes y servicios.
Este es el tipo de mercado que lleva a las sociedades al desarrollo y donde
el Estado regulando correctamente es esencial. Sin Estado regulando de
manera pertinente, el mercado se regiría por la rapiña, la fuerza del más
poderoso, la habilidad del que actúa inescrupulosamente o domina las
técnicas del engaño; y con un Estado presente, pero poco
profesional,
con
malas regulaciones, el resultado es similar, o incluso peor, ya que a la
preeminencia de la rapiña, la fuerza y el engaño se suman los abusos que
provocan las malas regulaciones creando monopolios, nichos de mercado
rentísticos, arbitrariedad, discrecionalidad, y, lo peor, corrupción.
En segundo lugar, el Estado es central porque no hay mercado que pueda
funcionar sin un conjunto básico de
bienes públicos
. Por
bienes públicos
son aquello que están disponibles para todos, y el uso o disfrute por una
persona, no limita el uso disfrute de otras personas. . Los mejores ejemplos
de
bienes públicos
son la provisión de calles y veredas en buenas
condiciones, las plazas, la justicia, la protección del ambiente y de los
desastres naturales, protección contra el delito y las violaciones a la