Página 200 - CEER Publicación 2015

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para la RN 18 (corredor este-oeste), sin embargo, está pendiente la tan
postergada obra del puente Paraná – Santa Fe que reemplace o complemente al
túnel subfluvial. En el mismo sentido, hay que construir la doble vía para la
vinculación del puente Victoria – Rosario, como así también para la Ruta 12 en
el tramo Crespo – Paraná y la Ruta 11 en el tramo Diamante – Paraná dado que
los volúmenes de tránsito lo demandan cada vez con más urgencia.
Con respecto a la red secundaria hacen falta importantes inversiones para
equilibrar el sistema vial provincial con el nacional y los corredores
interprovinciales. La aspiración a ser un nodo estratégico del Mercosur y del
corredor bioceánico, y de desarrollo turístico, impone también con urgencia la
necesidad de estas inversiones.
Para implementar un plan maestro de mejora permanente de la red de caminos
hay que diferenciar las responsabilidades en la red primaria, secundaria y
terciaria.
La red primaria es responsabilidad del Estado nacional, por lo que sus
inversiones requieren articular con la jurisdicción superior, la garantía de que las
obras se realizarán en función del plan provincial, o bien, asumir como una
responsabilidad provincial la ejecución de las obras mediante contratos de
concesión privada con recupero de la inversión por medio de peajes, tal como se
estila hacer en los países más avanzados, como una opción de financiamiento.
La red secundaria es enteramente de responsabilidad provincial, por lo que aquí
sí se debería aplicar el criterio de ejecutar un Plan Maestro integral de obras con
contratos de concesión privada en un
mix
de financiamientos con peajes y
préstamos de largo plazo al sector público provincial, como otra manera de
financiar obras muy necesarias.
En el caso de la red terciaria, que son caminos vecinales y rurales por donde sale
la producción agropecuaria, la definición del Plan Maestro y prioridades es más
difícil por la gran extensión de la red, su inserción en lugares remotos y las
diferentes potencialidades productivas que brindan según su ubicación; por ello,
se necesita consenso con las fuerzas productivas locales para definir y
fundamentalmente para cofinanciar y/o coejecutar las obras. Para la parte del
financiamiento privado se necesita recurrir al capital social de las localidades,
organizándolas en cooperativas con la finalidad específica de ejecutar y
financiar inversiones y mantenimiento de infraestructura (que puede transcender
a las obras de red vial terciaria y extenderse a otras obras como electrificación
rural, redes de agua y gas, redes de riego, etc.). Es vital que los productores
locales se organicen en este tipo de cooperativas y demuestren su compromiso
con la infraestructura local, dado que, por ser la infraestructura más pequeña,
sólo ellos pueden garantizar su mantenimiento permanente. El cofinanciamiento
privado local puede ser minoritario (debiendo colocar el sector público
provincial y/o municipal la mayor parte), porque lo importante no es tanto la