De esta forma, la educación escolar se fortalece y se convierte en una
herramienta de inclusión social. Con una formación integral de estas
características las personas obtienen responsabilidad y libertad para elegir su
proyecto de vida y el de sus hijos, desterrando el pernicioso sometimiento del
asistencialismo permanente y las pocas oportunidades de la niñez en condiciones
de vulnerabilidad social.
En suma, para lograr un mayor bienestar social de los entrerrianos, es necesario
incrementar el capital humano. Esta ya ampliamente investigado que el capital
humano es el factor que más incide en el crecimiento de la economía y para ello
se debe invertir y gestionar con calidad los sistemas de educación y salud.
Políticas financieras para canalizar el ahorro hacia la producción
Otro conjunto de acciones debe apuntar a movilizar el segundo factor productivo
importante: el ahorro. No se puede pasar por alto que elevados niveles de
inflación son letales para la posibilidad de movilizar ahorros a fines productivos
con horizontes de largo plazo. La inflación, de por sí, resiente entre los agentes
económicos las perspectivas de largo alcance por la incertidumbre que genera en
la valoración futura de los activos (entre los cuales se cuentan las acreencias por
créditos de largo plazo) y por las oportunidades especulativas de corto plazo que
genera. Estos efectos perniciosos se agravan por las dificultades de medir
correctamente la inflación lo cual impide generar instrumentos de indexación
que proteja de la desvalorización de los créditos y la valoración de los activos.
De todas formas, igual se puede pensar en alternativas de financiamientos
promocionales apuntaladas por el sector público provincial. La idea conceptual
sería movilizar capital propio de empresarios, con ahorros institucionales
existentes en la provincia (cajas de profesionales, cooperativas, mutuales, etc.)
en concordancia y articuladamente con recursos públicos que el Estado pueda
asignar para promover inversiones productivas.
Una de las herramientas podría ser fondos públicos-privados donde se
estructuren deudas de largo plazo con diferentes niveles de prioridad para los
retornos y los rendimientos. A modo de ejemplo, una estructuración posible
consistiría en aglutinar recursos empresarios, institucionales y estatales en un
fondo que emita distintos tipos de instrumentos, preservando los incentivos a la
responsabilidad del productor, la seguridad para el inversor institucional y la
promoción estatal recuperando capital para emprender nuevos proyectos
promocionados. Un ejemplo de estructuraciones de este tipo sería organizar los
repagos de interés y capital dando prioridad a los ahorristas institucionales,
luego siguiendo en el orden de prioridad el Estado quien cede al fondo parte de
lo que le corresponde por sus intereses –como acción promocional– pero
recupera su capital para promover nuevos emprendimientos, y los empresarios
recobran al último luego de que ahorristas institucionales y el Estado recuperen
sus ahorros.