viene un período de alto crecimiento económico, todas las personas pueden
encontrar más empleo; pero las personas con mayor nivel de educación
tienden a encontrar empleos privados registrados y los de menor educación
tienden a encontrar empleos privados no registrados. De aquí que el
crecimiento económico no sea inclusivo automáticamente.
La cuña que divide a los trabajadores entre registrados y no registrados
según su nivel de educación son las regulaciones laborales y de la
seguridad social. La explicación es que las normas estipulan un umbral de
requerimientos legales (y, por ende, un costo administrativo y tributario
asociado) que se debe cumplir para ser registrado. A mayor nivel de
educación del trabajador, mayor son las posibilidades de que ocupe un
puesto de trabajo de alta productividad que, por lo tanto, genere un
excedente económico que permita pagar un salario razonable más los
costos administrativos e impositivos asociados a la formalidad. En cambio,
a menor nivel de educación, el trabajador menos capacidades tiene para
ocupar un puesto de alta productividad, por lo tanto, el excedente
económico fruto del trabajo no es suficiente para pagar un salario razonable
más los costos de formalización; entonces, el empleo necesariamente tiene
que ser no registrado.
De aquí que, para entablar un proceso sustancial, sostenido y estructural de
formalización de la fuerza de trabajo, se requiere ineludiblemente reformas
a las regulaciones laborales y tributarias. El norte del cambio debe ser
encontrar diseños de regulaciones laborales y de seguridad social que
disminuyan al máximo posible el
costo no salarial
(o sea, el costo
administrativo e impositivo) de formalizar. Mientras más fácil desde el
punto de vista administrativo y barato desde el punto de vista impositivo
sea formalizar, entonces se acrecientan las posibilidades de que los puestos
de trabajo de menor productividad pasen a ser puestos formales; con ello,
se acrecientan las posibilidades de que los trabajadores de menor nivel de
educación, que son los que ocupan esos puestos de trabajo, pasen a ser
trabajadores legalizados. Así es como se logrará dar un costado humano al
crecimiento económico en términos de incluir en puestos de trabajo de
calidad a personas con bajo nivel de educación.
Crecimiento económico sin reforma en el diseño de la legislación laboral e
impositiva traerá más y mejores empleos, para los más educados, y sólo
más empleos para los menos educados, empleos que serán todos
informales. El cambio inclusivo, promotor de desarrollo social requiere,
además de crecimiento económico, una reforma a las regulaciones
laborales y de los impuestos al trabajo (cargas sociales).